Revista Antropología y Derecho.
Centro de Estudios en Antropología y Derecho CEDEAD.
Número 10. Diciembre de 2022
TERRITORIOS DE VIDA PLAGADOS DE MUERTES
Comunidades afrodescendientes frente a megaproyectos de desarrollo y contextos de violencia en Colombia
TERRITORIES OF LIFE PLAGUED WITH DEATHS
Afro-descendant communities in the face of development megaprojects and contexts of violence in Colombia
Torres Palacio, Pedro Pablo
Fecha de recepción: 6 de octubre de 2022. Fecha de aceptación: 15 de noviembre de 2022.
Resumen:
Este artículo hace parte de la única investigación etnográfica realizada en la región del Medio Atrato - localizada en los departamentos Chocó y Antioquia -, en la cual se relacionan los temas violencias-conflicto armado, desarrollo y personas afrodescendientes; analizando, a partir de éstos temas, las representaciones sociales que en torno al desarrollo configuran afrodescendientes articulados desde el Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato (Cocomacia)[1]. Esta investigación adopta una perspectiva de-colonial apoyada en teorizaciones sobre Sistemas Mundo, Antropología del Desarrollo, Necropolítica y Cultura del Terror.
Del año 2008 al 2016 se analiza la región del Medio Atrato desde una perspectiva geopolítica focalizada en 722.510 hectáreas tituladas colectivamente a Cocomacia y ubicadas en el Chocó Biogeográfico que contiene el 5% de la composición biótica mundial y constituye una de las áreas más críticas que quedan en el mundo para la conservación.
Palabras clave: afrodescendientes, conflicto armado, necropolítica, territorio, violencias. desarrollo.
Fecha de recepción: 6 de octubre de 2022. Fecha de aceptación: 14 de diciembre de 2022
Summary:
This article is part of the only ethnographic research carried out in the Medio Atrato region - located in the departments of Chocó and Antioquia -, in which the issues of violence-armed conflict, development and people of African descent are related; Analyzing, from these, the social representations that around development configure Afro-descendants articulated from the Greater Community Council of the Integral Peasant Association of Atrato (Cocomacia)[2]. This research adopts a de-colonial perspective supported by theorizations about World Systems, Development Anthropology, Necropolitics and the Culture of Terror.
From 2008 to 2016, the Medio Atrato region is analyzed from a geopolitical perspective focused on 722,510 hectares collectively titled to Cocomacia and located in the Biogeographic Chocó, which contains 5% of the world's biotic composition and constitutes one of the most critical areas that remain. in the world for conservation.
Keywords: Afro-descendants, armed conflict, developing, territory, violence, necropolitics,.
1. INTRODUCCIÓN:
Este artículo se estructura en seis apartes, así: El primer aparte consta del resumen, la introducción y la metodología. Posteriormente se encuentran tres apartes en los que se condensan los principales hallazgos:
i) el titulado Un territorio vivo repleto de afrodescendientes que se resisten a la dominación, en éste aparte se analiza el territorio colectivo de Cocomacia concebido por afrodescendientes como un territorio vivo en el que desde su devenir histórico, hasta la actualidad, las personas han estado resistiendo frente a lógicas de dominación que intentan hegemonizar actores poderosos, ii) el tercer aparte titulado actos violentos validados socialmente porque yacen normalizados, analiza las construcciones identitarias como un proceso social complejo en el que afrodescendientes reconocen el vínculo entre su historia de vida, sus cuerpos humanos, sus ideologías y el espacio físico en el que habitan; dando cuenta que se continúan normalizando socialmente las violencias perpetradas contra todos los ámbitos de su territorialidad (el espacio físico, la ideología y el cuerpo humano), a tal punto que se evidencia la aplicación de políticas de muerte en sus territorios y; iii) más allá de la monetarización de la vida: realidades alternas invaluables, titula el cuarto aparte que interpreta cómo, mientras habitan en entornos de violencias, afrodescendientes se debaten en inscribir sus lógicas de vida y existencia en la concepción del desarrollismo y el conservacionismo, a la vez que configuran y reconfiguran cosmovisiones con las cuales vinculan diversos planos de la realidad alternativos a la concepción materialista y mercantil de la vida.
Para finalizar se encuentran los apartes de las conclusiones y la bibliografía.
1.1. ASPECTOS METODOLÓGICOS: INGRESANDO A ESPACIOS DE AFRODESCENDIENTES
El conjunto del estudio que construí, se sustentó en un análisis crítico de las vivencias y experiencias acumuladas como investigador desde el año 2008 hasta el 2016, siendo ese periodo, el tiempo que duró la realización de trabajo de campo en la región del Medio Atrato representada en el siguiente mapa.
En los análisis interacciono los temas violencias-conflicto armado, desarrollo y afrodescendientes, posibilitando desentramar la pregunta de investigación que guió este estudio: ¿Cuáles son las representaciones sociales[4] que en torno al desarrollo configuran comunidades afrodescendientes que habitan en zonas de conflicto armado, en la cuenca media del río Atrato entre los departamentos del Chocó y Antioquia en Colombia?
En consecuencia, asumo una postura de-colonial[5] apoyada en teorizaciones sobre Sistemas Mundo[6], Antropología del Desarrollo[7], Necropolítica[8] y Cultura del Terror[9], constituyéndose esto en una herramienta integral para explicar la forma como comunidades afrodescendientes interpretan su realidad.
La Necropolítica aquí, como concepción decolonial de Mbembe (2011) se constituyó en el enfoque analítico central para realizar los análisis etnográficos desde diversas perspectivas puesto que ésta permite interpretar que el sometimiento del cuerpo por parte de actores poderosos que intentan hegemonizarse, se constituye en una estrategia para establecer pleno control/dominación.
Los análisis que plasmo son resultado del enfoque etnográfico desde el campo disciplinar de la antropología social, hilado a un riguroso proceso de reflexividad, vigilancia epistemológica y objetivación participante (Bourdieu, 2003), reconociendo que parte del trabajo de campo lo efectué siendo un investigador social que en simultáneo laboró como trabajador humanitario desde organismos internacionales.
En términos metodológicos, los datos empíricos los articulo sin brindar precisiones de tiempos ni lugares exactos en los que sucedieron los hechos que involucran directamente a las personas que me permitieron vincularme con sus vivencias para, con base en ellas, construir los análisis y plasmarlos en textos. Esa forma de entretejer la narrativa la asumí para proteger la identidad de las personas de Cocomacia cuyas voces cito, esto en consideración del contexto de violencias en que están inmersas. En ese sentido, los nombres que enuncie serán ficticios a excepción de los que provengan de fuentes de acceso público.
La narrativa en mención posibilitó que los datos empíricos recolectados en campo se articulen sólo, en tanto permitan integrarse en un hecho social concreto sin que se distorsionen los sentidos con que ese hecho emergió durante el periodo de tiempo en que sucedió. Esa forma de presentar y organizar la información se conoce como comparación incontrolada (Balbi, 2008. Pp, 41).
Analizar comparativamente, relacionando nociones como desarrollo, afrodescendientes, territorio y violencias, implicó enmarcar los análisis en tiempos y espacios específicos, en tanto estos, a la luz de la concepción TiempoEspacios (Wallerstein, 2006. Pp, 21), son construcciones reales que se encuentran en constante evolución y cuya construcción es parte componente de la realidad social.
Los sujetos de investigación fueron 28.345 integrantes de Cocomacia y 722.510 hectáreas de territorio colectivo que comprende 124 comunidades que configuran esa Organización. Focalizando los sujetos centrales de investigación en treinta hombres y mujeres que conforman el grupo de personas que representan a Cocomacia, lo que me permitió interpretar los discursos y las prácticas que ellos configuran al interactuar con los integrantes de Cocomacia, con el territorio colectivo y con actores externos (estado, multinacionales, cooperación internacional, etc.), pues estos sujetos centrales asumen responsabilidades colectivas de representación, asignadas desde espacios autónomos de elección popular, lo cual les implica interactuar continuamente con los actores enunciados.
Técnicas como observación participante, entrevistas y análisis documental, permitieron generar y recolectar información empírica surgida en escenarios orgánicos de Cocomacia (asambleas generales, asambleas zonales, talleres de formación, reuniones, espacios de esparcimiento, entre otros), que tuvieron lugar en varias de las 124 comunidades en que se extiende el territorio colectivo de Cocomacia representado en la siguiente imagen:
El río Atrato, sus afluentes y las 124 comunidades de Cocomacia[10].
El trabajo de campo que efectué entre los años 2013 al 2016 se enmarcó en los años previos a la firma del Acuerdo Final entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP y los análisis que dieron origen al presente artículo; en ese contexto indagué a afrodescendientes en la región del Medio Atrato sobre la percepción que tenían frente al desarrollo de los diálogos de La Habana, obteniendo respuesta afines a: “eso es algo que nosotros vemos solo por televisión”, con lo que dieron a entender que, en ese momento, esas negociaciones eran algo ajeno a la cotidianidad que construyen ahí en el día a día.
Actualmente, transcurridos casi cinco años desde la firma del Acuerdo Final, los hallazgos de la tesis, particularmente los vinculados con los impactos generados por violencias contra personas afrodescendientes y los relacionados con las representaciones sociales que dichas personas construyen sobre el desarrollo, se constituyen en importantes elementos de análisis puesto que permiten avizorar impactos del conflicto armado sobre la cosmovisión y sobre el territorio colectivo del consejo comunitario más grande de Colombia llamado Cococomacia.
2. UN TERRITORIO VIVO REPLETO DE AFRODESCENDIENTES QUE SE RESISTEN A LA DOMINACIÓN
Cocomacia se constituye en un actor a través del cual, las personas que lo integran articulan en su interacción los significados que en su devenir histórico han configurado de los ríos, el agua, la tierra, el aire, los vegetales, los minerales, las especies animales e incluso, de sus luchas colectivas y de ellos mismos como personas de carne y hueso.
Esa lógica de interpretación es correspondiente con la categoría de territorio asumida aquí con base en planteamientos del geógrafo brasileño Milton Santos (2004), permitiendo concebir, para el caso específico de esta investigación, al territorio colectivo de Cocomacia desde tres ámbitos integrales que son: el espacio físico, el cuerpo humano y la ideología, así: i) las ideologías; representadas en la forma en que conciben vivir, ii) el cuerpo humano; mediante el cual interactúan con otros seres vivos y con el entorno y, iii) el espacio físico que habitan; sobre el cual, con el cual y mediante el cual interactúan.
Santos conceptualiza al territorio aludiendo a interacciones que se configuran en el medio, es decir, el territorio socialmente construido puede ser entendido como un proceso continuo de construcción de identidades y de re-significación de los espacios simbólicos y habitados. En palabras del autor:
“…el territorio es el piso más la población, esto es, una identidad, el hecho y el sentimiento de pertenecer a aquello que nos pertenece. El territorio es la base del trabajo, de la residencia, de los cambios materiales y espirituales y de la vida sobre los cuales el influye…” (Santos, 2004: P.p.80).
Desde esa perspectiva interpreto el territorio de Cocomacia como condición identitaria constituida por el espacio físico, el cuerpo humano de quienes lo habitan y las lógicas de pensamiento o ideologías desde las que se configuran situaciones sociales que le atañe al territorio. Esas situaciones constituyen lo que en el territorio acontece, aconteció y podrá acontecer. En definitiva, el territorio socialmente construido es un ente vivo en proceso dinámico y de continua transformación.
Del aspecto físico, ecológico y ambiental de ese territorio, se torna pertinente resaltar que las mencionadas 722.510 hectáreas de Cocomacia están localizadas en el denominado Chocó Biogeográfico que contiene una composición biótica estimada en un 5% del total mundial siendo, de acuerdo con la Fundación Natura (2000), una de las áreas más críticas para la conservación que quedan en el mundo.
Esas características configuran los intereses que han mantenido décadas de contiendas por el control territorial, entre fuerzas armadas del estado, guerrillas, grupos paramilitares, grupos armados al servicio del narcotráfico y poderes económicos.
El Estado colombiano ha hilado, a esa contienda, la implementación de un modelo de economía extractivista que por décadas ha caracterizado gobiernos del país, así como a intervención estatales y no estatales implementadas ahí[11]. Lo que permite interpretar que estrategias de control que hacen parte del proceso colonial se articulan con el conflicto armado y se perpetúan en el Medio Atrato y en el Pacífico Colombiano[12]. Esas estrategias datan de la época en que inició el proceso esclavista que ha hecho parte de los análisis del reconocido sociólogo peruano Anibal Quijano desde la concepción colonialidad del poder (Quijano, 2000).
En ese contexto, las luchas de resistencia que establecen sectores subalternos se enmarcan en nuevos nombres que ha adoptado en su historia el colonialismo, entre ellos: postmodernidad, neoliberalismo y capitalismo[13]; por lo que me aventuro a plantear que lo que desean y buscan con sus acciones diarias personas afrodescendientes, es poder romper las ataduras producidas por la colonización que intenta perpetuarse en sus vidas.
Una expresión que evidencia un intento por romper esas ataduras la planteó en la ciudad de Quibdó un representante de la junta directiva de Cocomacia ante doce altos representantes de organismos de cooperación internacional que pedían conocer directamente de esa Organización, su situación en materia de desarrollo, de Derechos Humanos y de Derecho Internacional Humanitario. Así se expresó él:
“nosotros ya no contamos con las instituciones del Estado practicamente para nada, existen una cantidad de leyes y cuando uno va a reclamar o a pedir ayuda casi siempre salen con nada. Estamos sometidos a lo que nos pueda ayudar la cooperación internacional pero tienen que entender que nosotros necesitamos mucho más que asistencia humanitaria…”.
El representante de Cocomacia, al expresar que los afrodescendientes requieren mucho más que ayuda humanitaria y al cuestionar el apoyo y la respuesta que reciben de instituciones del estado, develó un fuerte interés de Cocomacia por romper ataduras que los constriñen al lugar del subalterno en el concurso de la estructura del estado y de éste en el contexto geopolítico global.
Interpretado con base en los anteriores planteamientos, lo subalterno ((Alabarces y Añón, 2008. P,p. 289-297). acoge, en el caso de Cocomacia, un lugar físico construido en un trasegar histórico marcado por el proceso de colonización que, en términos de Quijano (2000), connota la colonialidad del poder y la colonialidad del saber.
Consecuentemente, es posible interpretar que actores poderosos como el estado, la cooperación internacional y grupos armados ilegales, cuando establecen interacciones de dominación sobre Cocomacia, es común que difieran de los deseos, los sueños e intereses que tienen los afrodescendientes, por lo que se generan actos de resistencia con los cuales Cocomacia confronta aquello que ponga en riesgo el hacer realizables las nociones que ellos poseen -o estén configurando como colectivo- sobre porvenir, futuro y desarrollo.
Desde esa perspectiva, las nociones de porvenir y de futuro se conciben, no necesariamente como algo predeterminado, más sí como algo que las personas construyen conjuntamente desde los procesos de interacción social que establecen en la vida cotidiana. Quijano (2000. lo indica magistralmente:
“la percepción del cambio lleva a la idea del futuro, puesto que es el único territorio del tiempo donde pueden ocurrir los cambios. El futuro es un territorio temporal abierto. El tiempo puede ser nuevo, pues no es solamente la extensión del pasado. Y, de esa manera, la historia puede ser percibida ya no sólo como algo que ocurre, sea como algo natural o producido por decisiones divinas o misteriosas como el destino, sino como algo que puede ser producido por la acción de las gentes, por sus cálculos, sus intenciones, sus decisiones, por lo tanto como algo que puede ser proyectado y, en consecuencia, tener sentido” (pp. 216).
En ese orden de ideas, la alusión que hizo el representante de Cocomacia ante actores poderosos exponiendo que “... tienen que entender que nosotros requerimos más que asistencia humanitaria”, puede interpretarse como un acto de resistencia que intenta promover un cambio en la forma en que esos actores establecen relaciones de subordinación con Afrodescendientes.
En el sur la región del pacífico colombiano, siendo la misma región en la que el representante de Cocomacia espetó a doce altos representantes de organismos de cooperación internacional, durante mediados de la década de 1990 el antropólogo colombiano Arturo Escobar realizó su tesis doctoral en torno a la noción de desarrollo concluyendo que el desarrollo es una invención de la modernidad que se instala desde un modelo de desarrollo impuesto: el modelo neoliberal capitalista (Escobar, 1996. P., 51-98).
De acuerdo con esos planteamientos, regiones como el Pacífico Colombiano - y dentro de ésta el Medio Atrato -, fueron definidas como la periferia de la periferia, como una región de un país que ya relegado a la categoría de “tercer mundo” construía dentro de sí, otras periferias. Entre las estrategias ideadas para inventarse ese “tercer mundo”, se decidió inventar algo mas: la “pobreza”; entendida ésta desde una lógica ceñida a la acumulación de capital económico.
Con perspectiva decolonial Escobar analizó procesos sociales de afrodescendientes del Pacífico colombiano, en relación con su reconfiguración política al enfrentarse a un contexto en el que se posicionan políticas neoliberales, permitiendo comprender cómo la búsqueda de identidad está relacionada con un proceso político de afirmación cultural de personas afrodescendientes y, que las comunidades negras están luchando por articular y poner en marcha un movimiento de afirmación cultural que incluye entre sus principios, la búsqueda de identidad étnica, de autonomía, y de derecho a decidir sobre sus propias perspectivas de desarrollo y de la práctica social en general.
Desde esa perspectiva decolonial, concluyo que los análisis aquí realizados sobre el proceso organizativo de afrodescendientes en torno a Cocomacia, sus acciones de resistencia ante actores poderosos y ante violencias, permiten avizorar que éstas personas han puesto en marcha un proceso de afirmación cultural por medio del cual confrontan, resisten, repelen e intentan superar las dinámicas de control que les representa el mencionado modelo de desarrollo de corte extractivo que trata de imponérseles como único en el territorio colectivo.
Es así como desde el lugar sub alterno al que han sido compelidos afrodescendientes, éstos continúan confrontan todo aquello que ponga en riesgo el hacer realizable las nociones que ellos poseen -o estén configurando como colectivo- sobre porvenir, futuro y desarrollo.
3. ACTOS VIOLENTOS VALIDADOS SOCIALMENTE PORQUE YACEN NORMALIZADOS
Etnográficamente, las interacciones que establecí durante más de media década con personas afrodescendientes en la región del Medio Atrato, posibilitó que vivenciara aspectos del trasegar histórico del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), reconociendo que el proceso social que desembocó en la constitución de ese Consejo Comunitario, permite interpretar que los procesos de configuración de identidades colectivas en ese territorio, estuvieron enmarcaron en contextos de luchas sociales y políticas en las cuales el estado Colombiano optó por categorizar como comunidades negras, afrodescendientes y afrocolombianas, a las personas que al año 1993 habitaban como minoría étnica en dicha región ( Restrepo, 2013, pp. 37-89). Así se les reconoció un lugar social en la nación colombiana, ratificado en el artículo nº. 55 de la Constitución Política y en la ley 70 de 1993. A partir de ahí consejos comunitarios adquirieron derechos colectivos frente a la propiedad de la tierra (Perea, 2012).
Durante una asamblea de Cocomacia en la comunidad Puné, realizaban un ejercicio colectivo de análisis de contexto cuando surgió la mención a que el estado colombiano, en el marco de los Objetivos del Milenio, adoptó el compromiso de reducir la pobreza a la mitad en el año 2025. Seguido a esa mención, entre los cuerpos más expresivos de los y las asambleístas exaltaba el de un hombre de no menos de 65 años que alterado se atrevió a ponerse de pie en medio de todos y, elevando el tono de voz preguntó: “¿y cómo la reducen (la pobreza)?” [No esperó respuesta alguna, él mismo se respondió diciendo]: “será matándolos a todos, ¡así reducen la pobreza: Facilito!”. –concluyó-.
De una forma férrea similar a la que utilizó aquel hombre para aludir al asesinato y al exterminio como estrategia para reducir la pobreza, Juana, como integrante de una de las estructuras de representación de Cocomacia, tomó la palabra y dijo a los asambleístas:
“ahora se están yendo las oengés que nos financiaban porque el gobierno les mal informa. Ahora sí quedamos jodidos... el gobierno es quien interlocuta con lo internacional para traernos todo ese plaguero acá [con la palabra plaguero – de plaga – Juana se refería a las multinacionales mineras y de explotación de recursos naturales]. Todos por la vida de todos nosotros, ese es nuestro lema” – concluyó Juana-.
Los análisis enunciados en Puné en torno a la aniquilación de cuerpos humanos se extendieron a otros momentos de la asamblea: durante la hora de la cena Fidelina, quien para ese momento hacía parte de la junta directiva de Cocomacia, me contó algo que yo ya había escuchado en más de media docena de ocasiones, ella refirió que una multinacional pagará dinero al Consejo Comunitario por cada árbol que tumbe para la exploración que están solicitando hacer en el bosque nativo. Además, la multinacional precisó que en caso de que haya daños imprevistos durante la exploración, el gobierno central deberá responderle a los afrodescendientes por los daños, pues es él el que autoriza la exploración al entregar licencias.
Escuché con atención ese planteamiento de Fidelina reflexionando con ella sobre la historia del Chocó y de Colombia, en donde no se ha logrado que un solo grupo étnico minoritario alcance la felicidad o avance hacia ella con el solo hecho de permitir la exploración y/o explotación de minerales. Así rememoramos el caso de la explotación minera en el río San Juan el cual está muy deteriorado en cuanto al conjunto de su cuenca hidrográfica pese a que es considerado por autoridades ambientales como de los principales ríos del Chocó. Además rememoramos el caso del Consejo Comunitario Los Delfines que sufrió enormes afectaciones en su proceso organizativo por permitir que una multinacional destruyera miles de hectáreas de bosque nativo y especies endémicas en los municipios de Juradó y Bahía Solano. Lo cual fué reportado en revista de circulación nacional, así:
“...un desastre ambiental que estaba acabando con uno de los 34 pulmones del planeta. La selva crujió. Entraron hombres a cortar los árboles. Instalaron 17 helipuertos. Con retroexcavadora, construyeron una carretera de 500 metros de largo y ocho de ancho, hicieron un sendero para llevar un cableado eléctrico y levantaron un campamento. Dejaron 800 árboles en el suelo, que aún no terminan de podrirse. La madera, una de las más finas del planeta, está inservible. El paisaje cambió. Desde el aire, ya no se ve aquel tapete verde uniforme, pues ahora tiene agujeros. La apocalíptica escena se vivió en… tierra del consejo comunitario de Los Delfines. Esta comunidad del Chocó es dueña de 67.327 hectáreas de tierra…” (Semana, 2011).
“Sí, sí. tiene razón”. Concluyó Fidelina cuando terminamos de rememorar esos casos y en torno a las invitaciones que le realicé a recordar su historia para que identificara cuales son las mejores decisiones para adoptar como proceso organizativo de personas afrodescendientes frente a propuestas como las que les venían haciendo las multinacionales.
Ese momento de rememorar con Fidelina terminó cuando un profesor dijo algo que no me es extrañó pues lo he observado durante años en diversos lugares del Pacífico colombiano como un acto de violencia y discriminación: “yo soy profesor hace años y a la comunidad nunca ha llegado una silla de ninguna parte. Allá los alumnos reciben clases sentados en el piso de tierra”.
En Cocomacia están haciendo consciente que el conjunto de acciones realizadas por actores poderosos se basa principalmente en la concepción necropolítica, es decir en la implementación de políticas de muerte que direccionan a esos actores articulándolos desde políticas de desarrollo neoliberal capitalista, con las cuales estarían, de diversas formas y de manera consciente o inconsciente, valiéndose de violencias como el conflicto armado para establecer hegemonía.
El conflicto armado articulado con otras formas de violencia como la violencia política, la violencia económica, la violencia simbólica y la violencia de estado, se ha convertido en constitutivo de la cotidianidad que se configura desde las relaciones sociales que se establecen ahí, a un nivel tal que en el Medio Atrato parece haberse enquistado lo que el reconocido antropólogo australiano Taussig (2002) conceptualizó como cultura del terror que se expresa a través de actos violentos derivados del conflicto armado, como: violencia sexual, asesinatos, amenazas y desplazamiento forzado.
En ese sentido interpreto que en el Medio Atrato las acciones y actos de violencia dejaron de ser una excepción para constituirse en una regla impuesta en la vida cotidiana de los afrodescendientes, e incluso, de la población indígena que habita ahí.
Desde esa perspectiva, la férrea arremetida de actores poderosos que tienen entre sus propósitos implantar su hegemonía en territorios de afrodescendientes, ataca el ámbito espacial, el ámbito del cuerpo humano y el ámbito ideológico que constituye a dicho territorio. Esos actores poderosos agreden el ámbito del cuerpo humano al, por ejemplo, evitar con casi nulo éxito que se generen desplazamientos forzados, actos de violencia sexual y asesinatos de personas que evidencian algún tipo de oposición o resistencia ante el modelo neoliberal capitalista.
El ámbito ideológico lo trasgreden desde ese modelo extractivo logrando constreñir concepciones ancestrales ligadas a lógicas conservacionistas con las cuales afrodescendientes aprendieron a sustentar sus formas de vida para habitar en el espacio sin generar destrucciones profundas y masivas a la naturaleza. El ámbito espacial lo atacan mediante la explotación acelerada de recursos naturales; para lo cual utilizan de manera intensiva el capital económico tal como sucede en el caso de la explotación de recursos maderables y de minerales como el oro y el platino que han existido en abundancia en el Medio Atrato.
4. MÁS ALLÁ DE LA MONETARIZACIÓN DE LA VIDA: REALIDADES ALTERNAS INVALUABLES
Doña Graciela, siendo una mujer que se acercaba a los cincuenta años, lamentaba haber tenido que incrementar actividades de tala de árboles del territorio colectivo para poder hacerse a los recursos económicos con los que pudo acceder a servicios de salud especializada que le revelaron una enfermedad terminal. Ella, durante una conversación que sostuvimos en la comunidad Puntas de Ocaidó me contó nostálgica cómo el médico especialista que la atendió le dijo: “…ese tipo de cáncer le da a una de cada mil personas….- y ella le respondió al médico- ¡y justo me tenía que tocar a mí!”.
Durante un espacio asambleario doña Graciela dio cuenta de esas violencias que tiñen el contexto temporal y espacial, político y situacional en que se inscribe el proceso organizativo de Cocomacia, mientras los asambleístas analizaban el tema de explotación minera y forestal, expresó:
Doña Graciela “Ellos dicen que los estudios sobre las riquezas del Chocó ya están hechos desde hace muchos años. Ellos vienen dizque a hacer exploración, dizque a ver qué tienen estas tierras. Ellos ya saben que hay acá. Esas son puras estrategias para engañarnos y darnos son las migajas. Recuerden los que tienen más de cincuenta años [se está dirigiendo a los cerca de doscientos asambleístas presentes en el lugar]. Cuando yo tenía veinte vinieron e hicieron todos sus estudios. Los Murillo, los Cuesta y los Rentería fueron los palanqueros de todos esos paisas [alude a la noción “paisas” haciendo referencia a personas de otras regiones que sin ser indígenas ni afrodescendientes llegaron al medio Atrato a hacer los mencionados estudios. Y utiliza la noción “palanquero” aludiendo a las personas nativas que valiéndose de palos que denominan palanca, facilitan la movilidad de embarcaciones en ríos donde se dificulta la navegabilidad por el bajo caudal del agua, la espesa vegetación sobre el agua o cualquier otro tipo de obstáculo].
Don Fulgencio [él es un afrodescendientes con más de 60 años de edad y dijo durante la asamblea]: cuando yo tenía 15 años, mi papá se fue de palanquero con unos gringos que vinieron y por allá, en el río Bojayá descubrieron querosén [Querosén es la palabra con la que comúnmente allí se hace referencia al petróleo]. Mi papá cuenta que llegaron al río y esos gringos pusieron una máquina ahí, y ahí mismo dijeron “aquí hay una riqueza muy grande”.
Al escuchar esas palabras un participante de la asamblea que portaba su vestimenta manchada y desgastada por la manigua y el pasar del tiempo, sin pedir la palabra se levantó de su puesto y preguntó a los asambleístas:
“!explíquenme una cosa que yo no he podío entendé [podido entender]!. Vea: yo soy dueño del suelo y usté [usted] es el dueño del subsuelo y, usté [usted] para llegar al subsuelo tiene que pasar por el suelo y lo deja destruido, como en la minería. Entonces: ¿yo con qué quedo? ¡¿Con qué?!”.
Esa pregunta no obtuvo respuesta verbal pero si muchos gestos de preocupación, de desolación e indignación que seguramente surgían por la experiencia vivida en diversas zonas del territorio de Cocomacia en las que se desarrolla explotación y exploración minera.
En un estudio sobre el campo del desarrollo se ha advertido sobre determinadas estrategias utilizadas por el modelo de desarrollo neoliberal capitalista para hegemonizarse. Al respecto el antropólogo brasileño Lins Ribeiro (2007) indicó:
“no es por accidente que la terminología del desarrollo ha recurrido normalmente al uso de metáforas que se refieren al espacio o al orden jerarquizado: desarrollado/subdesarrollado, adelantado/atrasado, primer mundo/tercer mundo, etc. Esa jerarquía es instrumental para hacer creer en la existencia de un punto que puede ser alcanzado en caso de seguir el tipo de receta mantenida por aquellos Estados-nación que lideran la carrera para un futuro mejor. Al usar el término desarrollo, como reverso de acumulación o expansión, se evitan ciertas connotaciones indeseadas, tales como la diferencia de poder entre las unidades del sistema [...] en términos económicos, políticos y militares; se evita también la percepción de que el desarrollo es una expresión simple de un pacto entre grupos internos y externos interesados en acelerar la acumulación” . P,p. 184).
Aquel planteamiento del hombre de ropas raídas es acorde con lo descrito por Lins Ribeiro frente a lógicas de dominio del desarrollo neoliberal capitalista. De forma similar a este, asambleístas develaron tensiones frente a lógicas de desarrollo extractivo de corte neoliberal: mientras transcurría la hora del almuerzo, un grupo de asambleístas conversaba mientras esperaban que les entregaran los alimentos. Fidelina que se encontraba en ese grupo comentó lo siguiente en relación con una de las preocupaciones expuestas durante la asamblea:
Fidelina: “Entonces, tomar la decisión de si sí, o si no, es muy difícil… Nosotros hemos pensado y decimos ¿Es mejor que el gobierno venga y meta tres mil soldados para que las empresas multinacionales hagan su explotación en nuestro territorio?, o es mejor no seguir oponiéndose a los ofrecimientos que nos hacen y decirles que sí para poder entonces mandar un hijo de nosotros a estudiar en el exterior, geología o algo de eso de minería.
Contrapuesto a la postura que frente al desarrollo evidenció Fidelina y la persona que cuestionó la destrucción del suelo, se había indicado durante una exposición, la necesidad de que la colectividad asuma una lógica de explotación de recursos naturales de manera masiva para favorecer la acumulación de dinero. Un integrante de Cocomacia contratado por una multinacional para facilitar la explotación de minerales en el territorio colectivo, lideraba la exposición del tema de consulta previa cuando dijo a los asambleístas, adoptando un tono de voz que se asemejó al de un reproche:
Milton: “nuestros bisabuelos se murieron conservando, nuestros abuelos se murieron conservando, nosotros vamos a morir conservando, nuestros hijos van a morir conservando, nuestros nietos morirán conservando. ¿Entonces para qué conservamos tanto?¡Hay que explotar eso ya!”.
Como se ha descrito, las personas articuladas en Cocomacia se debaten en responder con sus prácticas, acciones y discursos, al conservacionismo o al desarrollismo. Lo anterior les implica sumirse en una especie de resquebrajamiento de su concepción ideológica más cercana al conservacionismo, en tanto dichas personas han promulgado durante décadas que nacieron por la defensa del territorio y los recursos naturales.
Doña Digna y Graciela, siendo mujeres que participaron del proceso de constitución de Cocomacia, me indicaron cuál fue el fundamento por el cual nacieron como colectividad de afrodescendientes. Ellas dijeron: “nacimos como Organización por la defensa de la vida y los recursos naturales… cuando hablamos de recursos naturales, nosotros nos incluimos ahí”, con lo que infiero que personas afrodescendientes se asumen como parte constitutiva e indivisible de la naturaleza.
Esa concepción de definirse como parte de la naturaleza está íntimamente relacionada con formas de definir el sentido de la vida y la existencia, en tanto esa concepción implica defender lógicas de vida, y la vida misma.
Una vez estas personas se asumen como protectores y defensores de las vidas presentes en el territorio colectivo que habitan, se sitúan como parte constitutiva del territorio y los recursos naturales que defienden. En sí, para estas personas defender los recursos naturales y el territorio equivale a defenderse a sí mismo.
Interpreto que la esfera del desarrollismo se constituye en uno de los principales ámbitos que actores poderosos tratan de imponerles en el tiempo y el espacio para hegemonizar el modelo de desarrollo neoliberal capitalista. En consecuencia, ese modelo se imbrica hegemónicamente sobre el ser - como constituyente de la vida - y, por ende, sume a afrodescendientes en un tenso proceso de reconstrucción identitaria por medio del cual transitan entre la inclusión y la exclusión (en un sentido amplio más no totalizante del término) de otras lógicas y dimensiones de la existencia (lo mítico, mágico, espiritual, entre otros…). De esa manera afrodescendientes asimilan prácticas intensivas para la explotación extractiva.
En correspondencia con lo anterior, interpreto que afrodescendientes adoptan lógicas de pensamiento denominadas por el historiador africano Achilles Mbembe como “dar un valor superior a las cosas que a las personas”, lo cual les genera una especie de desequilibrio en la forma en que determinan el valor de la vida humana frente al valor de las cosas y el de los objetos. Como lo señala Mbembe (2008): “cuando las cosas adquieren un valor superior al de las personas se genera un desequilibrio en lo constitutivo del tiempo y el espacio” (P,p. 168).
Ese desequilibrio puede interpretarse como la aniquilación de la que son objeto formas de vida que no corresponden con lógicas del modelo de desarrollo neoliberal capitalista, lo cual conlleva a que afrodescendientes contribuyan con perpetuar diversas formas de violencias (política, simbólica, entre otras) que pasan a ser consideradas por ellos mismos como algo válido o como un medio útil y necesario para hacerse al propósito de acumular riqueza económica. Ese proceso de acumulación se transforma en el fin por el cual dichos medios (las prácticas extractivas y las violencias) intentan ser justificados como válidos por los actores poderosos que se articulan desde el modelo neoliberal capitalista a través de políticas, proyectos, programas y actividades. Recordemos al mencionado integrante de Cocomacia que representando a una multinacional minera espetó a los asambleístas para que dejen de conservar y pasen inmediatamente a explotar los recursos naturales.
De esa forma se configuran entre afrodescendientes actos de violencia simbólica desde los cuales ellos se propinan violencias contra sí mismos en tanto individuos y en tanto colectividad de personas, como podría interpretarse acogiendo planteamientos del sociólogo francés Bourdieu (2016. P,p. 1-21). Desde esa perspectiva, el férreo ataque implementado desde el modelo neoliberal capitalista ha logrado generar profundas fracturas en las convicciones ancestrales de afrodescendientes y, sobre sus lógicas de vida y existencia.
En territorios colectivos de afrodescendientes, dichas violencias - y en particular el conflicto armado -, no son una excepción, son regla impuesta en la vida cotidiana de las personas. Lo cual se expresa en el hecho constatado por la Corte Constitucional Colombiana, de que en la región del Medio Atrato, como en diversas regiones de Colombia, se ciñe el exterminio de formas de vida y lógicas de existencia afrodescendientes[14].
Cocomacia identifica parte de ese exterminio en un documento diagnóstico titulado Plan de Contingencia: “en un periodo de seis años (2004 al 2010) se registró una reducción del 28% de la población afrodescendiente que habitó el territorio colectivo” (Cocomacia, 2012. P.p, 22). En definitiva, integrantes de ese Consejo Comunitario identificaron que 10.879 personas (de 39.224) al año 2011, no habitaban los territorios colectivos. Esa cifra alarmante fue registrada así en el citado documento:
“Como se puede observar en la gráfica, mientras que en el año 2004 los censos de la OET (Organización Étnico Territorial) registraban una población de 39.224 personas, al año 2010, solo se registran 28.345 personas en el área de influencia de COCOMACIA, lo que equivale a una reducción de 10.879 personas, es decir del 28% del total de la población” (COCOMACIA, 2012: 22).
El conflicto armado, ligado a otras violencias como la simbólica, política, económica y de estado, que han permanecido durante décadas en el territorio, hace parte de las explicaciones lógicas del porqué tan alarmante reducción de la población, a la vez que permite interpretar que actores poderosos se hegemonizan en el Medio Atrato articulándose entorno a políticas, programas, proyectos y actividades que generan un contexto de violencias cotidianas. Parafraseando al destacado filósofo italiana Giorgio Agamben (2007): la excepción ha pasado a constituirse en la regla.
Agamben, cuando analiza la perpetuidad de la violencia en que están sumergidas las sociedades y el uso legítimo de la fuerza por parte del estado o el soberano, reafirma que el soberano es quien decide sobre el estado de excepción y es quien suspende legítimamente la validez de la ley declarando el estado de emergencia o la ley marcial. Concluyendo que: “la tradición de los oprimidos nos enseña que el estado de excepción en el que vivimos es la regla”. (Agamben, 2007. P,p. 323-325).
Interpretando a Agamben (2007) cuando analizó pensamientos del filósofo de origen judío Walter Benjamin, me aventuro a expresar que en la región del Medio Atrato la regla parece ser que siempre está latente la posibilidad de que se genere una confrontación armada más, producto del conflicto armado persistente. Eso es un acto más de las violencias que dejan marcas, heridas, terror, muerte y desolación en el cuerpo humano, en las formas de pensar y en el territorio de personas afrodescendientes; a un nivel tal, que se ha enquistado ahí una cultura del terror materializada en actos como violencia sexual, desapariciones, asesinatos, amenazas, desplazamiento forzado.
El ruido de metralla y explosión de armas de fuego, y los cuerpos que estas hacen desangrar, afianzan aspectos de lo que Taussig denominó “cultura del terror”. Él construyó esa concepción para interpretar un poderoso discurso de dominación que actúa en la imaginación y los miedos de las personas (1998, P,p 25-55). Para él el terror es una especie de mecanismo que permite “…destruir la capacidad de resistencia de las personas” (Álvarez, 2004. P.p, 24). Taussig (2002. P.p, 23-177) en torno a los análisis sobre el terror, interpreta un espacio de la muerte en el cual ésta es sentida y presentida no sólo como hecho fisiológico sino además como hecho social. Para él: el terror es considerado como una estrategia principal de la cultura del terror.
En definitiva, interpreto que en el Medio Atrato habitan personas afrodescendientes ante las cuales violencias que se articulan al conflicto armado, se les instala como fenómeno social que condiciona su existencia física en tanto se pone en riesgo la pervivencia de sus cuerpos humanos; entendiendo éstos como un medio a través del cual ellos acceden a otras dimensiones de la existencia (la espiritualidad, lo mítico, lo mágico, lo material, entre otros). En ese orden de ideas, desde la materialidad del cuerpo (y no solo desde ésta), personas afrodescendientes se ven obligadas a internarse en la búsqueda y construcción de formas de supervivencia y de resistencias a la muerte y al exterminio al que están expuestas, formas en torno a las que configuran permanentemente las prácticas, los discursos e ideologías o formas de pensar, ver, entender e interpretar los mundos y las vidas respecto, inclusive, a su porvenir, su futuro y su desarrollo en el territorio colectivo que habitan y que los habita, como se ha evidenciado en este estudio.
5. A MODO DE CONCLUSIÓN: ENTRAMPADOS POR VIOLENCIAS
Por razones relacionadas con las políticas de muerte (Necropolítica) que se implementa en la región del Medio Atrato, a 28% del total de la población afrodescendiente que integró a Cocomacia al año 2011, equivale la cifra que representa la alarmante reducción de personas que han dejado de habitar territorios colectivos de la región del Medio Atrato en apenas seis años; es decir, del año 2004 al 2010, 10.878 personas de un total de 39.224, desaparecieron de los registros censales actualizados del Cocomacia.
En ese territorio afrodescendiente está latente una cultura del terror que se representa, incluso, en las afectaciones generadas en los distintos ámbitos de la territorialidad de Cocomacia (cuerpo humano, ideología y espacio físico) mediante violencias entre las que resalta el conflicto armado y todas sus expresiones (desplazamiento forzado, combates, desapariciones, violencia sexual, etc.), a un punto tal, que en el Medio Atrato la violencia política, económica, simbólica y de estado han dejado de ser una excepción para constituirse en la regla con que se desenvuelve la vida cotidiana pese a que han transcurrido alrededor de cinco años desde la firma del Acuerdo Final entre el gobierno nacional y las FARC-EP.
Este estudio etnográfico realizado en territorios del Pacífico Colombiano permitió reconocer que ahí afrodescendientes están inmersos en un proceso de afirmación cultural en el que se debaten entre el desarrollismo y el conservacionismo frente a lógicas de dominación que intentan implantar actores poderosos en sus territorios. Además, se denotan representaciones sociales con las que estás personas configuran realidades alternativas ante el predominante modelo de desarrollo de corte extractivo que utiliza capital intensivo:
Afrodescendientes se conciben como parte indivisible del territorio que habitan y lo defienden como si se estuviesen defendiendo a sí mismos. Desde esa lógica hombres y mujeres articulados desde Cocomacia adoptan prácticas y discursos con los que procuran avanzar hacia la construcción de su porvenir, su futuro y su desarrollo deseado para alcanzar la felicidad, y no el que tratan de imponerle actores poderosos para que asimilen la acumulación de capital económico como un fin ante el cual cualquier medio que se utilice para lograr ese propósito es justificable. Parafraseando al cientístas social Arturo Escobar:
“Confrontar el desarrollo –no aceptarlo de rutina como la panacea…- es una necesidad vital para nosotros los del mundo dependiente. Vital, porque en ello se juegan la autonomía, la personalidad y la cultura, las bases productivas y la visión del mundo que nos han dado el hábito de vida como seres humanos y pueblos dignos de respeto y de un mejor futuro” (Escobar, 1996. P,p. 9).
*******
6. BIBLIOGRAFÍA
· Agamben, Giorgio. (2007). La potencia del pensamiento. Adriana Hidalgo S.A.
· Alabarces, Pablo y Añón, Valeria. (2008). ¿Popular(es) o Subalterno(s)? De la retórica a la pregunta por el poder. En Resistencias y mediaciones: estudios sobre cultura popular, compilado por Pablo Alabarces y María Graciela.
· Alvarez, Santiago. (2004). Leviatán y sus lobos: violencia y poder en una comunidad de los andes colombianos. Antropofagia.
· Balbi, Fernando Alberto. (2008). De leales, desleales y traidores. Valor moral y concepción de política en el peronismo. Antropofagia.
· Bourdieu, Pierre, (2002). Estrategias de reproducción y modos de dominación. Colección Pedagógica Universitaria, n.º 37-38. https://www.uv.mx/cpue/coleccion/N_3738/C%20Bourdieu%20estrategias%20dominacion.pdf
· Bourdieu, Pierre. (2003). Participant objetivation. In The Journal of the Royal Anthropological Institute, Vol 9, nº. 2.
· Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato. (2012). Plan de Contingencia del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato.
· Corte Constitucional de Colombia, (2009). Auto 005 de 2009.
· Escobar, Arturo. (1996) La Invención del Tercer Mundo Construcción y reconstrucción del desarrollo. Norma.
· Fundación Natura. (2000). Evaluación Integrada del Darién Colombiano. Universidad Nacional de Colombia y Universidad de Antioquia.
· Gobierno de la República de Colombia y FARC-EP (2016). Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.
· Grana, Roberto C. (2004). ¿Ecodesarrollo Humano o Capitalismo e Imperios? Acción Participativa comunitaria local, proyección nacional, integración regional y visión planetaria. Espacio.
· Lins Ribeiro, Gustavo. (2007). Poder, redes e ideologia en el campo del desarrollo. En Tabula Rasa Revista de Humanidades, n.º 6.
· Mbembe, Achille. (2008). Al borde del mundo. Fronteras, territorialidad y soberanía en África. En Estudios Postcoloniales. Ensayos fundamentales (pp. 167-195) Traficantes de Sueños.
· Mbembe, Achille. (2011). Necropolitique. En Traversées, diasporas, modernités, [traducido del frances por Elisabeth Falomir Archambault]. Melusina.
· Mignolo, Walter. (2007). El pensamiento decolonial: desprendimiento y apertura un manifiesto. En El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, [compilado por Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel]. Siglo del Hombre Editores.
· Murray, Luis y Jimenez, Bertha. (1992). Análisis de Impactos de Proyectos de Desarrollo en Chocó. [Tesis de Maestría, Universidad de Antioquia].
· Perea, Nevaldo. (2012). Soy Atrato. Otramérica.
· Quijano, Anibal. (2000). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América latina. En Edgardo Lander (Ed.), Buenos Aires: La colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales (pp. 201-242). CLACSO.
· Restrepo, Eduardo. (2013). Etnización de la Negridad: La invención de las “comunidades negras” como grupo étnico en Colombia. Universidad del Cauca.
· Revista Semana (2011), Herida en la Selva. 4 de junio del 2011. En. https://www.semana.com/nacion/articulo/herida-selva/240873-3/
· Ríos Hinestroza, Demóstenes (1998). Actores Sociales y Proyectos de desarrollo en el Choco. [Tesis de Maestría, Universidad de Antioquia].
· Santos, Milton. (2004). Por Otra Globalización. Convenio Andrés Bello.
· Sahlins, Marshall. (1979). Hombre pobre, hombre rico, gran hombre, jefe: tipos políticos en Melanesia y Polinesia. En Antropología Política, [compilado por Llobera J.R]. ANAGRAMA.
· Taussig, Michael. (2002). Chamanísmo, colonialismo y hombre salvaje. Un estudio sobre el terror y la curación. Norma.
· Taussig, Michael. (1998). Walter Benjamín y el estado de excepción. En Un gigante en Convulsiones. Gedisa.
· Torres Palacio, Pedro Pablo (2017). La vida como plaga ante la muerte: comunidades rurales y ribereñas de afrodescendientes frente a mega-proyectos de desarrollo y contextos de violencia en Colombia. Tesis de Maestría, Universidad Nacional de San Martín. Disponible en: https://ri.unsam.edu.ar/handle/123456789/208. [Fecha de consulta: 01/12/2022.
· Ulloa, Astrid. (2004). La construcción del nativo ecológico. Imprenta Nacional de Colombia.
· Vergara Quintero, María del Carmen. (2008). La naturaleza de las representaciones sociales. En Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud vol. 6 nº. 1.
· Villa, William. [2004]. El territorio de comunidades negras, la guerra en el Pacífico y los problemas del desarrollo. En Mauricio Pardo y otros (Ed.). Panorámica afrocolombiana. Estudios sociales en el Pacífico, ICANH-Universidad Nacional de Colombia.
· WALLERSTEIN, Immanuel. (2006). Análisis de Sistemas Mundo. Ed. Siglo XXI, México.
[1] Este artículo proviene de la tesis de maestría en Antropología Social aprobada en 2017 por la Universidad Nacional de San Martín, Argentina, descrita en la bibliografía.
[2] This article comes from the master's thesis in Social Anthropology approved in 2017 by the National University of San Martín, Argentina, described in the bibliography.
[3] Fuente: https://bojayaunadecada.files.wordpress.com/2012/03/medio-atrato_lmnh.png Edité el mapa original para focalizar la ubicación requerida en este estudio.
[4] “…las representaciones sociales han sido definidas como un tipo de conocimiento socialmente construido y compartido, sobre un objetivo pragmático, como contribución al proceso de edificar una realidad compartida por la comunidad… éstas también están involucradas en la construcción del mundo social. Las teorías de las representaciones sociales sostienen la promesa de entender las distintas relaciones que pueden existir entre lo sociocultural y lo individual, y también de analizar a la persona como un participante cultural que es simultáneamente una construcción social y un constructor social de experiencia”. (Vergara Quintero, 2008, pp. 73).
[5] (Mignolo, 2007. Pp, 25-46).
[6] (Wallerstein, 2006. Pp, 3-81).
[7] (Escobar, 1996)
[8] (Mbembe, 2011).
[9] (Taussig, 2002. P.p 23-177).
[10] Fuente: Cocomacia 2012. Pp, 7.
[11] Ver: (Escobar, 1996. P.p, 113-396) (Villa, 2004. P.p, 331-342), (Murray y Jimenez, 1992. P.p, 57-89). (Ríos Hinestroza, 1998. P.p, 87-136).
[12] Ver: (Escobar, 1996) (Torres Palacio, 2006. P.p, 42-54).
[13] Escobar (1996), Mbembe (2008), Quijano (2000), permiten establecer relación entre postmodernismos, neoliberalismo y capitalismo al sostener acepciones relativas a que “...la modernidad fue lo colonial desde el punto de partida… (…) …el modo como la colonialidad del poder está vinculada a la concentración en Europa del capital, del salario, del mercado del capital, en fin, de la sociedad y de la cultura asociadas a esas determinaciones…” (Quijano, 2000. P,p. 217).
[14] Las referencias que realice sobre aniquilación o exterminio de personas, consideran que la Corte Constitucional Colombiana en Sentencia T-025 del 2004 y Auto 005 del 2009: alude que afrodescendientes afrontan elevado nivel de desprotección del Estado, ante el conflicto armado y los efectos generados por este como lo es la “pérdida de control social y cultural de sus territorios… la pérdida de sus modelos de desarrollo y de protección del medio ambiente”. la Corte registró miles de casos de personas asesinadas, masacradas, amenazas y desplazadas forzosamente. Igualmente acogió la noción “exterminio de la familia” para analizar la situación de afrodescendientes en Colombia. (Corte Constitucional, 2009. P,p. 74).